Las miradas de unos son de asombro, hay otros que se mofan como si lo que tuvieran enfrente no fuera en serio y están los que observan despectivamente. Aunque desde el 2019 cuenta con el aval de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), el pole sport sigue luchando contra la estigmatización y porque se le reconozca como una disciplina más.
Por cuarto año consecutivo, los practicantes de este deporte, en su mayoría mujeres, participaron en el Desfile Cívico-Deportivo del 20 de noviembre. Durante el trayecto de más de 2 kilómetros por el Centro Histórico de Morelia, encontraron principalmente aplausos. Sin embargo, fue en las redes sociales de donde vinieron los ataques.
“Desbloqueado el tubo revolucionario”, “qué gacho que normalicen estas cosas”, y esto qué aporta, qué cultura aporta”, “eso lo veo en un cabaret de adultos”, “¡Y con ustedes el Sirenas!”, “grítalo, preciosa”, fueron algunos de los comentarios que se lanzaron desde los ordenadores tecnológicos hacia un deporte que recientemente entregó dos primeros lugares y un tercer lugar en una competencia de carácter internacional.
“Estamos luchando para quitarnos de encima la estigmatización que venimos arrastrando”, es lo primero que nos dice Judith Raquel Ocampo Rojas, la entrenadora que se encarga de impartir esta disciplina en los Centros de Desarrollo Deportivo (CDD) de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte (CECUFID).

Con una experiencia de 8 años como instructora, comparte a Corazón 3.0 que la etiqueta de ignominia social ha ido derribándose poco a poco, pero reconoce que existen sectores que se niegan a reconocer al pole sport, esto pese a que México ha mostrado un alto nivel competitivo en los Campeonatos Mundiales que se realizan anualmente.
“Es un deporte que se ha puesto de moda porque ha ido evolucionando, dando a conocer que conlleva muchas habilidades y capacidades que se tienen que desarrollar como la fuerza, flexibilidad, coordinación y resistencia. Además, es inclusivo porque lo pueden practicar desde niños, adultos mayores y personas con alguna discapacidad motriz”.
A sabiendas de que cuando se decide incursionar en esta disciplina se encontrarán con críticas, la entrenadora destaca que, además de atletas, han conformado una comunidad fuerte que se da ánimos entre sí y que ha sabido enfocarse en lo positivo, relegando así todas aquellas opiniones que nacen desde la misoginia o el desconocimiento de los fundamentos que existen para que el pole se presente como deporte.
La tergiversación de la información es algo con lo que también han tenido que batallar. Judith Ocampo refiere que se percató que hubo medios de comunicación que intencionalmente buscaron generar controversia a costa de las mujeres que representaron al pole durante el desfile del día de ayer.

“Lo real es que el pole sport no es para exhibir el cuerpo al público o para ir buscando algún tipo de provocación erótica”, sintetiza la entrenadora, quien además presume el crecimiento en cuanto a matrícula se refiere, pues en el Curso 2025 llegaron a inscribirse hasta 50 alumnos.
Si bien enfatiza que están trabajando para que el pole sea aprobado socialmente como el deporte que ya es con todas sus especificaciones técnicas, admite que todavía muchas mujeres lo buscan porque muestran algún interés de utilizarlo como una herramienta de sensualidad con sus parejas.
Desde la experiencia personal, afirma que más del 90% de las chicas obtienen de manera indirecta un impulso a su autoestima. Este aspecto, lo califica como algo que es totalmente válido y que la llena profesionalmente como entrenadora, pues el hecho de que las mujeres se doten de seguridad, acepten su cuerpo frente al espejo y le den validez a las capacidades que pueden desarrollar, también son conquistas del pole sport.

