Desde hace siete meses, Jorge Alejandro Liera Jaimes se ha convertido en los ojos de Anggie Valencia Basurto. No se trata de una declaración romántica, pero sí de una química que se expande más allá de las competencias. Ella, es deportista con discapacidad visual y corredora; él, es su entrenador y, por lo tanto, también su guía vidente.
Estamos en la pista de atletismo de la Unidad Deportiva Wenceslao Victoria, al norte de Morelia. Antes de comenzar a entrenar en la distancia de los cien metros planos, bromean entre sí, recuerdan cómo fue que se conocieron y los motivos que los llevaron a trabajar juntos en una modalidad que implica coordinación, paciencia, pasión y entendimiento mutuo.
Anggie pertenece a la categoría T11 dentro del para-atletismo, lo que significa que para competir debe hacerlo con un antifaz sobre sus ojos y acompañado de su guía, con quien se sujeta a través de un brazalete que, metafóricamente, representa la unión que han ido logrando tanto adentro como afuera de la pista.
Sin embargo, el que la para-atleta de 21 años lograra tener un entrenador con quien asociarse no fue una tarea sencilla, ya que en la actualidad en Michoacán solamente existen dos guías que trabajan con deportistas con discapacidad visual.
“Yo me quedé sin guía en la temporada 2025, entonces la verdad es que no sabía si iba a seguir corriendo porque no tenía idea de cómo acercarme a alguien para pedirle que me apoyara. Hice una publicación en un grupo de redes sociales, pero nunca se aprobó por los administradores. Yo soy muy creyente en Dios, así que deposité la confianza en él”, relata la deportista.
Tiempo después, un mensaje apareció en su celular. Se trataba de Jorge, quien se presentó y le expresó su intención de convertirse en su guía, una idea que le había comenzado a rondar desde que estaba concluyendo sus estudios universitarios.
“Somos pocos los entrenadores que nos animamos a ser guías, ya que se necesita tener valor para apoyar a los atletas con discapacidad. Yo al principio sí tenía un poco de miedo de que se me fuera a caer, pero poco a poco fuimos trabajando y tomando coordinación. Lo que siempre digo es que si te apasiona se te va a facilitar”.

Recientemente, Jorge y Anggie asistieron a representar a Michoacán en la Paralimpiada Nacional. Ahí, comparten, pusieron a prueba la conexión que previamente ya venían moldeando con el paso de los entrenamientos. Y es que, a decir de la corredora, de poco sirve lo que se pueda hacer en la pista si afuera no existe una conexión.
“Cuando salimos a competir, él tiene que ser mis ojos las 24 horas y los siete días de la semana, entonces nos tenemos que entender, y en ese sentido, creo que hemos hecho una buena amistad, mientras que dentro de la pista hacemos un buen equipo. Jorge es muy bueno enseñando, muy simpático y hace que los entrenamientos sean muy entendibles, dinámicos y creativos”.
Del otro lado, el entrenador resalta que Anggie muestra un hambre insaciable por ganar, lo que hace que no claudique en los objetivos que se van planteando. A comparación de otros atletas con discapacidad visual, refiere que ha aprendido a dejar de lado el miedo a correr.
Respecto a la discapacidad visual, son pocos los eventos que se tienen en el país para poder competir. La Paralimpiada Nacional y el Campeonato Nacional de Para-atletismo de Discapacidad Visual son los dos eventos estandartes, pero de ahí en fuera, son en los Abiertos internacionales donde se puede buscar una oportunidad; sin embargo, las limitantes económicas dificultan el poder solventar el gasto que implica viajar a correr a otro país.

Para el 2026, se han puesto como meta lograr representar a México en ese tipo de competencias, por lo que más allá de la planificación de los entrenamientos, Jorge Liera señala que ya está inmerso en la misión de conseguir patrocinadores que puedan respaldar el proyecto deportivo.
De acuerdo con el Comité Paralímpico Internacional, aunque los corredores-guía acompañan a los atletas, éstos no pueden empujarlos ni tirar de ellos durante la competencia. Asimismo, en caso de que el brazalete que sujetan al mismo tiempo se llegara a caer, estarían eliminados de la prueba automáticamente.
Por ello, la sincronización es una de las cosas más complejas de lograr en dicha modalidad, ya que Jorge es consciente de que su labor, además de la preparación física que instruye en Anggie, también se centra en saber acoplarse a su zancada y ritmo de carrera. Ambos coinciden en que esos aspectos que parecen meramente técnicos, solamente se logran a través de la empatía, en el saber mirar con los ojos del otro.


