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Eliud Kipchoge, el filósofo del atletismo le dice adiós a los Maratones Majors

Por: | 3 noviembre, 2025

Eliud Kipchoge no solo corre. A cada zancada que da, el keniano trata de darle un sentido a su actividad, equipararla con la vida y finalmente llegar a una reflexión que comunica al mundo. Para lograrlo, suele tener 42 kilómetros con 195 metros en frente. Entre los mortales que somos, eso puede significar mucho tiempo, pero para el atleta de 40 años no lo es tanto, pues ostenta una marca de 2 horas con 1 minuto y 9 segundos registrada en el Maratón de Berlín del 2022.

Sin embargo, el que es considerado el mejor maratonista de la historia empieza a decir adiós. El atletismo está despidiéndose poco a poco de su emperador. Previo a su participación en el Maratón de Nueva York del pasado domingo, Kipchoge anunció en rueda de prensa que sería su última competencia Majors, término que se le otorga a los seis maratones anuales más importantes del mundo.

No fue su mejor competencia la de la “Gran Manzana”. Culminó en la posición 17 y se permitió un tiempo de 2 horas con 14 minutos y 36 segundos. Pero es lo de menos, la herencia del africano en lo deportivo ya tiene letras de oro desde hace tiempo: ganó 15 de sus primeros 18 maratones, ha acumulado más títulos importantes (11) que cualquier otro corredor, ha corrido dos de los diez maratones más rápidos jamás registrados y fue campeón olímpico en dos ocasiones (Río 2016 y Tokio 2020).

“Correr es un arte. Cada paso debe tener un propósito”, soltó alguna vez con la misma ligereza que con la que compite. Y es que es, desde las palabras, donde ahora el atleta quiere aportar. No ha tenido ningún obstáculo egocéntrico para reconocer frente a los periodistas que ahora es tiempo de inspirar desde fuera de la línea de salida.

“He corrido por la precisión en Berlín, por la historia en Londres, por la gloria en los Juegos. Nueva York será por el alma”, expuso antes de competir en su último Major como un mensaje en el que privilegiaba el placer por encima del resultado.

Eliud Kipchoge les dedica el mismo tiempo e importancia a los entrenamientos físicos que a los mentales. A la disciplina no la visualiza como una loza que nos obliga, es más bien un sinónimo de libertad para tratar de encontrar la felicidad. “No busco ser recordado; busco inspirar”, es algo que constantemente repite a los miembros de su equipo y a los niños de la Eliud Kipchoge Foundation, organización con la que promueve programas de alfabetización en Kenia.

Incluso, cuando al corredor le ha ido mal, como fue el caso de los Juegos Olímpicos de París 2024, competencia que abandonó a media ruta, entregó un pensamiento que lo dejó plenamente satisfecho: “Hoy el cuerpo no quiso, y eso también enseña. Corremos para aprender, no para escapar”.

De acuerdo con los cálculos oficiales de la World Athletics, Kipchoge ha corrido más de 800 mil kilómetros en entrenamientos a lo largo de su vida, lo que representa darle veinte vueltas al planeta entero. Pero en realidad todo empezó desde antes, cuando de niño corría todos los días en las calles de su natal Kapsisiywa para llegar a la escuela.

Sin saberlo, con el paso del tiempo el maratonista empezaría a desafiar las Leyes de la Física y es precisamente ahí donde encontraría el principal motivo para recorrer sus pies insistentemente sobre el tartán o el asfalto: “Estoy corriendo para demostrar que ningún ser humano tiene límites”.

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