Omar Bravo, la caída de un ídolo

Atrás quedaron los 160 goles. De un día para otro, Omar Bravo pasó de ser ídolo de las Chivas a símbolo de la ignominia. Tras ser vinculado a proceso por el delito de abuso sexual infantil agravado, la dirigencia del “Rebaño Sagrado” no se tentó el corazón y ha decidido eliminar cualquier rastro de su figura.

Aunque el exfutbolista tendrá que encarar su juicio en un periodo de seis meses, el presidente del club, Amaury Vergara, tomó la determinación de no esperar, y olvidándose de la presunción de inocencia, ha retirado la playera y el balón del delantero que se encontraban en el museo de la institución.

De ser embajador del equipo en el Mundial del 2026, el atacante prácticamente también se puede ir olvidando. Lo anterior fue confirmado por el propio Juan José Frangie, miembro del comité organizador, quien detalló que Omar Bravo estaba incluido en la lista de personajes que ostentarían este cargo.

Si bien aclaró que, de resultar inocente de lo que se le acusa, se podría mantener como embajador, habría que ver si logra derribar la barrera del estigma social que, desde ahora, se le ha impuesto.

De acuerdo con la relatoría de hechos, Omar Bravo hizo tocamientos físicos indebidos a la hija de 17 años de su novia durante los últimos seis años, por lo que podría alcanzar una pena de hasta diez años de prisión.

Los que lo conocieron de cerca, suelen referirse al exfutbolista como alguien serio, que no le gustaba dar entrevistas ni estar en el foco de los reflectores. Incluso, luego de retirarse del ámbito profesional, pocas veces accedió a ir a un podcast o aparecer en público.

Como en otros casos en el mundo del futbol (basta recordar a Dani Alves), la idealización se ha venido abajo en un suspiro. Al parecer, el Mundial del 2006, los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 o el campeonato de liga en 2006, no podrán salvar la imagen de Omar Bravo. Por su parte, Chivas tendrá que volver a sostenerse por un buen rato en la idolatría de Salvador Reyes, aquel futbolista que marcó 154 goles y que, para su fortuna, hace 13 años murió y ya no tiene que ser testigo de las aberraciones que surgen una tras otra en su amada Guadalajara.