El mundo del fútbol está de luto tras la muerte de Salvatore “Totó” Schillaci, a los 59 años, después de luchar contra un cáncer de colon.
El exdelantero, ídolo de Italia durante el Mundial de 1990, dejó una huella imborrable en el fútbol italiano. Schillaci, nacido en Palermo el 1 de diciembre de 1964, inició su carrera profesional en el Messina, donde jugó entre 1982 y 1989, marcando 77 goles en 256 partidos entre la Serie C2 y la Serie B.
Su talento y capacidad goleadora lo llevaron a la Juventus en 1989, donde sumó 36 goles en 132 encuentros. Fue durante su etapa en el club turinés que Schillaci vivió su momento de gloria en el Mundial de Italia ’90.
Con seis goles, fue el máximo anotador del torneo y elegido mejor jugador, ganándose el corazón de todos los italianos. Su inolvidable celebración tras cada gol y su papel protagónico en aquel Mundial lo convirtió en leyenda, aunque lamentó la eliminación en semifinales contra Argentina.
Tras su etapa en la Juventus, Schillaci continuó su carrera en el Inter de Milán y, más tarde, en el Júbilo Iwata de Japón, donde se retiró tras dejar una marca de 65 goles en 93 partidos. Con la Juventus, ganó una Copa de Italia y una Copa de la UEFA, sumando a su legado en el fútbol europeo.
El Real Madrid, junto a otras instituciones del fútbol, expresaron sus condolencias por la pérdida de esta leyenda del fútbol italiano, recordando a Schillaci como una figura icónica que marcó una generación con su entrega y pasión en el campo.