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STREAMING Y FÚTBOL

NO TODOS SOMOS IBAI

Con siete millones de seguidores, el canal de Ibai Llanos es uno de los diez más importantes del mundo. Entrevistó a Dybala y Piqué, jugó al Among Us con Agüero y Neymar y transmitió la Copa América. Esta semana logró lo que todos los periodistas del mundo buscaban: una exclusiva con Lionel Messi unas horas después de que firmara con el PSG. ¿Cómo llegó un streamer a convertirse en el anfitrión predilecto de los futbolistas estrellas?

Por: | 1 julio, 2023

El 12 de agosto, en lo que es considerado el fichaje futbolístico de la década, Lionel Messi fue presentado en el Paris Saint Germain. Minutos después tuvo una de las primeras notas con la ¿prensa deportiva? No, con un streamer de Twitch, Ibai Llanos. ¿Cómo es que un generador de contenido vinculado a los videojuegos ostenta la prioridad en el acceso al futbolista más buscado del mundo? ¿Qué tiene que ver el streaming con el periodismo o el fútbol? Pero principalmente, cómo se preguntó un periodista deportivo local: ¿quién es Ibai?

Ibai Llanos Garatea, o simplemente Ibai, es un generador de contenido de 26 años que realiza directos o streams en su canal de Twitch. Es decir, se transmite a sí mismo en tiempo real: jugando, reaccionando a videos, entrevistando gente o simplemente conversando mientras cientos de miles de personas lo ven y comentan a través del chat. En su canal entrevistó a figuras internacionales como Paulo Dybala, Gerard Piqué, transmitió vivos jugando al Among Us con el Kun Aguero y Neymar Jr., y hasta un partido de pádel con Coscu y Wos.

Como ocurre con figuras vinculadas a las redes e internet, los medios convencionales lo presentan como algo nuevo, de moda o con un estrellato reciente, algo que dista mucho de la realidad. Si bien cobró relevancia en los medios por esas entrevistas, Ibai es un fenómeno del streaming a nivel mundial. Con 7 millones de seguidores es el décimo canal más grande de Twitch, el cuarto de habla hispana, y posee casi la misma cantidad de suscriptores en Youtube e Instagram.

¿Son los números de seguidores o suscriptores lo que hace que Messi lo invite a cenar a su casa y le de una exclusiva minutos después de firmar con el PSG? ¿Es una suerte de magnetismo cuantitativo de las redes o se explica por otra razón? Si bien los números que maneja claramente lo muestran como un creador y difusor importante para personajes y marcas, no se explica sólo por eso. Hay tres aspectos que vuelven a Ibai un signo de nuevas formas de comunicación y periodismo.

Al vincularse con figuras del fútbol y el deporte, Ibai pone en discusión las formas típicas de cobertura y entrevistas de los medios y el periodismo tradicional. Ibai no busca una entrevista, busca una charla. No trata de generar ruido ni pregunta sobre el tema principal con el que se asocia al entrevistado. Sabe que otros medios lo van a hacer y que es algo que la persona va a responder muchas veces. Iba apunta al lado más humano.

 Al construir un espacio de cotidianidad descontracturada y en un aparente pie de igualdad rápidamente logra algo diferente. Sin reverencias ni polémicas ni la supuesta “búsqueda de la incomodidad” a la que algunos periodistas nos tienen acostumbrados y que venden como un sello propio. En muchos casos ni siquiera se trata de una conversación: transmite en vivo partidas de videojuegos con futbolistas o los muestra reaccionando a videos, lo que destruye la relación de poder y de extracción de información que la idea de “entrevista” trae aparejada. Solo se trata de compartir un rato.

 “Ibai no sabe nada”, dicen los periodistas deportivos. Una idea que va de la mano con el supuesto de que el streaming o la producción de contenidos online no requieren esfuerzo y que por moda convierten a la gente en millonarios. Este menosprecio proviene de prejuicios sobre los videojuegos -decrecientes pero aún vivos- y los nuevos oficios vinculados a la generación de contenidos en plataformas, sean InstagramersStreamers o Youtubers.

 Ibai no salió de la nada, no forjó su presencia en redes, su espontaneidad y entusiasmo de un día para el otro. A los 19 años ya había iniciado su carrera como relator de videojuegos en la Liga de Videojuegos Profesional (LVP) -un organizador de  competencias de videojuegos con sedes en España, Argentina y Latinoamérica- principalmente narrando y comentando las acciones de los jugadores en el League of Legends, rol que se conoce en la escena como caster y que es muy similar a relatar otros deportes.

 Luego de comentar durante cinco años y medio más de tres mil partidos de la LVP y ganar cuatro veces el premio al mejor comentarista de España, fue el único español en presentar un evento de la empresa Riot Games (propietaria del LOL) para todo el mundo. En 2019 el equipo de deportes electrónicos G2, uno de los más importantes a nivel mundial, lo contrató como generador de contenido. Se desvinculó este año y pasó a generar contenido con su nombre como marca propia.

 Es un ferviente apasionado de los videojuegos, al punto de decir que le “salvaron la existencia”. En el último tiempo conjugó esta pasión con otros intereses: los deportes y el trap. En todos los ámbitos Ibai parece hacer entrevistas descontracturadas y con ello nuevos amigos o compinches. Y a partir de una colaboración con una empresa propiedad del futbolista del Barcelona Gerard Piqué compró los derechos para la transmisión de la pasada Copa América a todo el territorio español, para que de forma gratuita cualquiera pueda verla en su canal.

 ¿Qué hace que Ibai tenga seguidores que lo apoyan desde hace siete años y que haya unido exitosamente los mundos de los esports y los deportes tradicionales?

El argentino Gustavo López se volvió el referente de los periodistas deportivos que cuestionan que un jugador priorice una entrevista con Ibai antes que con un medio tradicional. “Me pone nervioso. Me gana Ibai”, “no sabe nada y lo saca por teléfono al Kun Agüero y Dybala”, “Ibai por estar al pedo en la casa tiene seis millones de seguidores”, “qué es Twitch”, fueron algunas de sus frases. Miles de comentarios en redes sociales después, López entrevistó a Ibai en su programa, cruzaron invitaciones para compartir un asado para calmar las aguas, y un imitador de Messi que utilizaba un filtro para acercar los rasgos a los del ahora futbolista del PSG saludó al streamer. Un momento que la mayoría de los jóvenes interpretó como de “alto cringe”.

 En segundo lugar, las plataformas de Streaming 

 Notas que antes se brindaban a periodistas -de deportes, música o espectáculos- ahora son dirigidas por Ibai, Coscu y otros streamers. ¿Por qué? Los streamers construyen relaciones cercanas con sus seguidores a partir de compartir tiempo, mensajes, actividades y los aportes económicos que -de manera voluntaria ya que ver el contenido en la plataforma es gratuito- éstos realizan a los streamers. En palabras de Ibai “la gente lo ve como un amigo, comparten impresiones de la vida y a veces se genera como una terapia grupal”.

 Parte de esto se puede explicar por cierta calidez, pasión y humildad de Ibai pero en parte los canales en Twitch son como ventanas a compartir la intimidad de una persona. Muchas de las transmisiones se hacen en habitaciones con camas de fondo, o en el living de un departamento. Algo de su pasado se conservó ya que Twitch surge de una plataforma anterior denominada Justin.tv que albergaba miles de cámaras personales (live cams), contenido con copyright y transmisión de partidas de videojuegos. Sólo esta última creció y se mantuvo. Antes las live cams eran un objeto de voyeur unidireccional, en consonancia con la época furor de realities como Gran Hermano.

 Hoy, en pocos minutos explorando se puede encontrar alguien que suba contenido que pueda resultar interesante, que hable o comparta códigos como uno, y que probablemente te salude cuando llegas y te responda si le escribis. A mayor popularidad, eso se vuelve más difícil pero se gana en la emoción de compartir un evento con toda la comunidad, los mensajes pasan mucho más rápido y se acerca a la idea de hinchada o tribuna.

 En tercer lugar, Ibai como persona y como personaje. 

 Ibai tiene numerosas diferencias con el modelo de presentador y periodista al que nos fuimos acostumbrando. A pesar de hacer contenido que es consumido mayoritariamente por niños, niñas y jóvenes no se aniña en su forma de hablar o de tocar temas importantes. Desde un lugar de humildad y riéndose de sus propios errores, procura ayudar a que otros transiten situaciones de estrés con más recursos. Ibai habla de los nervios que genera un examen, de situaciones de bullying y hasta del miedo al fracaso, sabiendo que miles de niños y niñas lo ven y siguen.

 No sólo es la intimidad. Hay algo de la simpleza de Ibai, de sinceridad. Si bien existe, no se piensa como una bajada de información, no se vive como algo unilateral, se vive como compartido y su audiencia e invitados parecen vivirlo así. No sólo porque Ibai genera ese espacio sino también porque mientras Ibai habla el chat se desplaza a gran velocidad y se alcanza a ver de manera fugaz, reacciones como las que uno está viviendo.

 Entonces, es que surgen estas alternativas a los medios clásicos, frente a los programas de periodismo deportivo surgen espacios de entrevistas descontracturadas y compartiendo un videojuego. En lugar de un estudio de televisión, un living o una habitación. Ibai puede decir libremente que es simpatizante de Boca por una canción de cancha que aprendió en stream mientras que los periodistas mantienen una supuesta imparcialidad.

 Ibai no considera -y es seguramente la forma correcta de verlo- que su canal o el streaming reemplace a los medios tradicionales sino que van a convivir. El hecho de que haya comprado los derechos de la Copa América da cuenta un poco de esta fusión, de igual manera que Gaules -leyenda del Counter-Strike brasilero y uno de los streamers más importantes de ese país- a partir de un acuerdo con la NBA transmitió y comentó en su canal los partidos del último campeonato de básquet. A nivel nacional, en mayo de 2021 vivimos otro caso de esta transformación cuando el presidente Alberto Fernandez le dio una entrevista en vivo a Pedro Rosemblat, actual creador de contenido en Youtube. En este caso, algunas reacciones de la prensa tradicional fueron similares a las del periodismo deportivo en el caso de Ibai: molestia y desconcierto.

 

No es tan fácil vivir del stream

 No todos los que hacen streaming logran vivir de él. Ibai lo atribuye a una cuestión de suerte. A pesar de que para los medios ser streamer se equipara al éxito, ser millonario y vivir con amigos en una mansión, él se describe como un privilegiado. La realidad lo acompaña: menos del 10% de los canales en Twitch son afiliados, es decir, que reciben ingresos por sus transmisiones. Llegar a ser afiliado implica mantener un nivel de audiencia y de transmisiones alto, y pueden pasar meses o años sin alcanzarlo, la mayoría de la gente streamea como pasatiempo o para su pequeña comunidad de amigos y seguidores. Además, a pesar de que comenzó haciéndolo en solitario-como la gran mayoría de los canales en Twitch– hoy detrás de cada transmisión de Ibai hay un equipo. Streamear de manera regular es un trabajo que lleva muchas horas, conocimientos técnicos, producción del contenido, etc.

 Este aspecto de generar intimidad, participación en vivo y espontaneidad parece crear otra forma de entretenimiento y modificar aquellas a las que estamos acostumbrados. Coscu dijo “Ibai somos todos y en el futuro los jugadores  nos van a querer dar notas a nosotros y no a otra persona”. Si bien no todos somos Ibai, sí hay algo de la ilusión del “podría ser yo” y de correrse de grandes estructuras de entretenimiento (conglomerados de canales de televisión y prensa gráfica) eligiendo algo más íntimo, más cotidiano y más humano.

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